JESUS ELOY
jueves, 14 de junio de 2012
POLÍTICA EDUCATIVA DE LA REVOLUCIÓN (1910-1940)
POLÍTICA EDUCATIVA DE LA REVOLUCIÓN (1910-1940)
Guadalupe
Monroy Huitrón
El legado
El fenómeno educativo, pues,
está estrechamente vinculado a la vida política y social de los grupos, siendo
el Estado el que generalmente orienta y dirige la enseñanza.
La
Revolución de 1910 trae lógicamente nuevas ideas sobre la educación del pueblo,
ideas que evolucionan durante los años de lucha hasta llegar a cristalizar en
postulados definitivos que exigen iguales oportunidades para todos, difusión de
la enseñanza y rápida elevación del nivel medio de cultura. La primera reforma
trascendental respecto de la enseñanza se efectúa en 1833, doce años después de
consumada la Independencia. Con cierto rigor histórico se puede limitar apenas
a escaso un año su extensión y trascendencia inmediata, ya que una vez fuera
del poder don Valentín Gómez Farías, impulsor de ella, gran parte de la
actividad en pro de la escuela laica cesa y vuelve nuevamente a manos
clericales.
Al
consolidarse la república, hay onda preocupación e interés en reformarlo todo
para recuperar el tiempo perdido en luchas desastrosas.. Juárez y su grupo anhelan el bienestar material para el pueblo que se ha debatido medio siglo entre guerra y miseria, y uno de los primeros pasos en su administración es nombrar la comisión que planee, de acuerdo con las nuevas necesidades del país, la reforma educativa
Gabino
Barreda es el jefe de la comisión que ha de efectuar esa reforma. Educado en la
escuela positivista de Augusto Comte, orienta la educación de acuerdo con los
postulados de esta filosofía. Se orienta la instrucción primaria hacia el
laicismo, “esto es una instrucción que se abstenga de tocar problemas
ideológicos”.
Juárez
que considera su deber sacar a la familia indígena de la postración moral, solo
logra durante su gobierno 5200 escuelas oficiales en toda la nación, en su
totalidad sostenidas por los ayuntamientos, 200 particulares y 117 del clero.
La dictadura porfiriana no se caracteriza tampoco por una intensa política
educativa, tiene el régimen la suerte de contar con ministros de la calidad de Manuel
Baranda y Justo Sierra, así como de un grupo de notables pedagogos que hacen
posible un considerable desarrollo en la organización de la enseñanza elemental
y normal. Se acepta la obligación del Estado de llevar al campo la instrucción
elemental y se manifiesta el propósito de realizar a la mayor brevedad la
escuela rural y la ambulante que incorpore a las masas indígenas y campesinas a
la civilización, Justo Sierra es el portavoz de estos principios.
La
generación formada en los preceptos positivistas ha entrado en actuación tanto
en el campo político como el social. La escuela positivista cae en desgracia y
a la oposición que desde su origen se hace por algunos de los viejos liberales,
como Altamirano, José María Vigil, Ezequiel Montes, etc., quienes advierten en
la filosofía comtiana un peligro para el futuro de México, por pretender formar
una generación carente de principios morales mediante una filosofía que deja “puerta
abierta al ateísmo, al materialismo, a todos los sistemas negativos”.
Los años de lucha
Madero,
Orozco, Villa, Zapata, minan los cimientos de la estructura dictatorial;
derechos políticos y reforma social, claman en sus manifiestos: sufragio
efectivo, tierra y escuela, es el grito que cunde en todo el territorio. Las
clases populares despiertan de su inercia y por primera vez reclaman el derecho
a cultivarse. Es dentro de las efímeras administraciones de León de la Barra y
Francisco I. Madero, en la medida en que los recursos lo permiten y, quizá en
forma precipitada, cuando se organiza la escuela rudimentaria. Los años de 1910
a 1917 son de lucha y escasos son los logros en educación; leyes y decretos si
pueden formularse, y aún se cometen serios errores como la supresión de la
Secretaría de Educación Pública Dictada por Carranza; sin embrago, el ideal
revolucionario empieza a tomar forma. Fue hasta la reforma del artículo 3°
hecha en 1946, cuando los ánimos se han apaciguado totalmente y la escuela mexicana
tenga características definidas.
La Constitución de 1917
La tranquilidad y seguridad
de la nación dependen de la inteligencia de sus ciudadanos, dice Venustiano
Carranza en 1915, y promete difundir la educación por todas partes del
territorio con la colaboración de la iniciativa privada y en consonancia con
las leyes del país. El carácter conservador de ese proyecto es enérgicamente
atacado por el grupo oposicionista. La escuela de la Revolución ha de ser
combativa ante todas las ideas que tratan de impedir la creación de un nuevo
sistema. El periodo de 1910 a 1917, es época de liquidación. La Revolución
formula en la Constitución de 1917 una nueva escuela de acuerdo con sus
tendencias. La educación será laica en el sentido estricto de la palabra; se
hace obligatorio el deber de educarse; El Estado se impone la obligación de
impartirla gratuitamente; se obliga, de acuerdo con el artículo 123, a las
empresas privadas a organizar escuelas para sus obreros, y para los hijos de
éstos, y se restaura a los municipios la obligación de fomentar la enseñanza en
todos los sitios del país.
Las primeras realizaciones
El primer periodo de
estabilidad se inicia en 1921 con el gobierno del general Álvaro Obregón, cuya
política educativa tiende a hacer efectivo el compromiso del Estado de llevar
la enseñanza a todos los rincones de la nación. Obregón coloca a José
Vasconcelos, en plena energía y con auténtico deseo de que el pueblo se eduque.
La
obra de Vasconcelos tuvo desde un principio el sentido de una reivindicación
social, destruyendo el privilegio de la escuela para hacer de la enseñanza un
beneficio de todos los hombres, y de todas las clases sociales. El plan de
Vasconcelos reclama una organización completa de la Secretaría de Educación. La
divide en tres departamentos: escolar, de bibliotecas y bellas artes.
La
educación ha empezado a ser una realidad, ha dejado de ser un tema más en los
discursos políticos, y el esfuerzo se concentra ahora en el mejoramiento de las
escuelas, de su métodos y de sus guías, todo ello refleja la energía del hombre
decidido a actuar a pasar de todos los obstáculos. La escuela rural lo que da
más carácter a la administración de Vasconcelos, por su afán decidido de
diseminar la cultura entre los olvidados, inspirado en la obra apostólica de
Gante y de Vasco de Quiroga, trata de reafirmar mediante la enseñanza la
integridad de las culturas indígenas y, a la vez, redimirlas de su ignorancia y
miserables sistemas sociales y económicos.
La
política educativa posterior, aunque no abandona en ningún momento la obra
iniciada, ya no le imprime el espíritu de entusiasmo de la época vasconceliana,
se trabaja más la técnica, al detalle, la organización, pero el entusiasmo y la
disposición al sacrificio empiezan a desaparecer.
Nuevas inquietudes
Calles toma posesión de la
presidencia el 1° de diciembre de 1924. En el aspecto educativo, su política
tenderá a combatir el analfabetismo y a conseguir el desarrollo cultural de la
población campesina e indígena, para incorporarles de lleno la civilización,
conservando, naturalmente, los elementos valiosos de sus culturas como
tradición y herencia para las civilizaciones modernas.
La
enseñanza normal recibe significativo impulso y se inaugura la Escuela Nacional
de Maestros en el Distrito Federal cuya dirección ocupa el maestro Lauro
Aguirre. El paso más trascendental del régimen de Calles es la creación del
sistema de escuelas secundarias en el Distrito Federal. Moisés Sáenz es el
entusiasta creador del sistema, que empieza a trabajar en 1926 con cuatro
escuelas secundarias.
Mayor
organización pero mucha frialdad en el ambiente. La euforia de la época
vasconcelina ha desaparecido. Por otra parte, viene a agudizar el problema al
conflicto político-religioso.
El conflicto
político-religioso
Calles declara o declaró que la iglesia católica es perpetua amenaza y
obstáculo permanente para el progreso social mexicano. Puig Casauranc está
dispuesto a no permitir más la intromisión del clero en la educación pública y
formula un reglamento al que han de sujetarse los establecimientos
particulares.
La iglesia inicia
un boicot contra la escuela oficial, que no deja de tener serios resultados si
se toma en cuenta la gran mayoría de la población mexicana es católica: es
grave obligación de conciencia permanecer fuera de las escuelas públicas, y los
padres que mantengan a sus hijos en ellas cometen pecado mortal, que no podrá
ser absuelto en confesión hasta que los niños sean sacados de ellas. El clero
trata de imponer su propia enseñanza y organiza escuelas-hogares.
La administración
de Portes Gil desea continuar la socialización de la cultura. Se pone algún
empeño en la labor educativa campesina y obrera, se crea el servicio de higiene
infantil y la Escuela Puericultura.
El laicismo aparece
en México por primera vez durante el régimen de Sebastián Lerdo de Tejada, en
1874, y el mismo año empieza a ser atacado por el clero y el partido
conservador, al darle los legisladores, a la palabra laica, el sentido de
supresión absoluta de enseñanza religiosa en las escuelas oficiales, mas tarde,
ya en la dictadura, el laicismo adquiere la acepción de neutral y
abstencionista.
Por lo tanto Narciso
Bassols (Ministro de educación en 1932) no admite ningún término medio entre
escuela laica y escuela religiosa, y pretender darle una tendencia social es
sólo el reclamo de un programa, que toda escuela requiere.
El reglamento que
según Bassols va a poner término al libertinaje en materia de educación, se
publica el 19 de abril de 1932, fundado en la necesidad de ampliar la
vigilancia de las escuelas para probar si efectivamente se cumple con los
preceptos del artículo 3°.
El escándalo toma
mayor fuerza, la prensa publica frecuentes artículos en pro y en contra de las
disposiciones de Bassols; se le acusa de obrar por cuenta e iniciativa propias,
sin consultar la opinión del presidente de la República.
La Educación Sexual
En septiembre de 1932 Pascual Ortiz Rubio renuncia a la presidencia de
la República y le sucede Abelardo L. Rodríguez, quien ratifica a Bassols su
nombramiento como ministro de Educación.
La magnitud de
semejante problema, que plantea por primera vez en la historia de la educación
la necesidad de tratar en las escuelas primarias asuntos de carácter sexual, da
origen a los más encontrados pareceres en todos los círculos sociales,
convirtiéndolo, en no pocas ocasiones, en materia de morboso escándalo. El
problema del escándalo adquiere proporciones de auténtica alarma, en virtud de
la intervención abierta del clero y la prensa en los ataques que a diario se
lanzan contra Bassols, a tal punto, que en 1934 su situación en la Secretaria
es definitivamente insostenible, viéndose forzado a presentar su renuncia con
fecha 9 de mayo de ese mismo año.
Lo positivo
La
renuncia es aceptada el mismo día, con la esperanza de que cesen todas las
agitaciones, pues sólo con ánimos serenos puede pretenderse el encauce que dé
forma definitiva a la escuela de la Revolución. Sin embargo, de los disturbios
citados en que se desenvuelve la política educativa de Bassols, en esos dos
años y medio en que tuvo a su cargo el ministerio, es evidente que va
encaminada con la mejor buena fe a hacer cumplir una ley constitucional, en
cuanto al artículo 3°. Bassols tiene un auténtico deseo de desarrollar, ampliar
y mejorar la educación en el país.
Su programa es ambicioso con puntos base para su
desarrollo:
- Imprimir a la escuela un sistema
igualitario.
- Darle carácter de integral y único,
federalizando definitivamente la enseñanza y controlando totalmente las
escuelas: Artículo 123.
- Hacer de la escuela primaria una
escuela proletaria que refleje claramente los ideales de la clase obrera y
campesina.
Por último, y en relación con la enseñanza elemental, la
orientación es definitivamente socialista, “durante toda la escuela primaria,
los niños deben ser educados de tal forma que logren ser hombres convencidos de
la necesidad de regímenes sociales donde la riqueza creada por todos sea equitativamente
distribuida”.
La dictadura del proletariado
La intención decidida de Bassols de cambiar la orientación
de la enseñanza, hacía una tendencia abiertamente socialista, no se inicia
propiamente en el periodo de su ministerio. Se implantaron algunas reformas que
pueden, en cierta forma ser los antecedentes de lo que ha de culminar en la
escuela socialista y que va a caracterizar la política educativa del sexenio de
gobierno del general Lázaro Cárdenas.
En la IV Convención de la Confederación Regional Obrera
Mexicana, celebrada en Chihuahua, en 1924, se inicia la batalla. Es Lombardo
Toledano, presidente del comité de educación, el que señala la orientación que
debe dársele, de acuerdo con las necesidades del obrero, señala algunas de las
fallas de esa época:
-El problema fundamental del país es un problema de
inteligencia entre los diversos grupos étnicos que forman la región mexicana.
-Preparación adecuada del profesorado.
-La enseñanza universitaria debe estar al alcance de todas
las clases sociales.
En cuanto a las
bases fundamentales que propone la CROM para crear la “auténtica escuela de la revolución”
son:
- Dar preferencia a la educación de
los obreros, campesinos e indígenas.
- Preparar debidamente al profesorado.
- Crear la enseñanza técnica.
De 1924 a 1933, es decir durante diez años, se viene
cultivado poco a poco la idea de que esa nueva orientación y ese nuevo
contenido deben estar basados primordialmente en la doctrina socialista.
El debate
El proyecto sin embargo está en pie, se han publicado las
bases y la iniciativa del PNR presentada a la Cámara de Diputados ante la XXXVI
Legislatura en funciones se somete a análisis en la sesión del 10 de octubre de
1934. Amplia y tormentosa resulta la discusión del 10 de octubre de 1934 en la
que finalmente y puesto a votación resulta triunfante el proyecto del PNR y la
Constitución es reformada en sus artículos 3° y 73°.En el cual el artículo 3°
nos dice: “La educación que imparte el Estado será socialista, y además de
excluir toda doctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los prejuicios, para
lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita
crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida
social.
La opinión pública
La reacción general en el país, respecto al decreto,
resulta violenta, y va en prejuicio del desarrollo normal de la educación.
Injustamente se culpa al clero, como único opositor a la realización del
artículo 3° constitucional. La escuela socialista queda establecida en el país
por mandato constitucional, sin esperanza inmediata de una derogación o una
nueva reforma.
Algunos maestros de experiencia, conocedores de la vida
escolar, previeron las consecuencias de la educación socialista. La ley que
consagraba una frase sin contenido, obligaría a los maestros a una simulación
en la escuela, para protegerse de ser destituidos en caso de no cumplirla. La
simulación era inevitable porque nadie sabía, ni los mismos autores, lo que era
educación socialista. De tal suerte, la ley se convierte en letra muerta ante
la imposibilidad de cumplir una exigencia que no puede llenarse con nada.
Fin del socialismo
Es hasta fines de 1939 cuando surgirá de nuevo el
escándalo, al discutirse en la Cámara el proyecto de ley reglamentaria enviada
por el presidente de la República, general Lázaro Cárdenas. Ningún artículo,
salvo el 20, causa motivo de alarma y discusión en la opinión pública. Pero que
sea porque el pueblo está convencido que prácticamente el artículo 3° ha
constituido, hasta esta fecha, letra muerta.
En el régimen de gobierno del general Ávila Camacho, se
reforma el artículo 3° constitucional desapareciendo definitivamente el
postulado socialista de la educación mexicana. La enseñanza en si tuvo un gran
desarrollo en el régimen del general Lázaro Cárdenas y que fueron muchos los
logros y realizaciones.
Las realizaciones
El impulso dado a las escuelas rurales es vigoroso como
consecuencia de la política agraria seguida por el régimen. La educación
secundaria se define como un servicio a la juventud para ampliar su cultura y
explorar su vocación.
En 1935, se ha creado el Consejo Nacional de Educación
Superior y de Investigación Científica, en 1937 se vota la ley de inamovilidad
del profesorado de escuelas secundarias y se crea el Instituto Nacional de
Antropología.
Se determina la creación del Departamento de Asuntos Indígenas
como órgano destinado a examinar los problemas y la manera más adecuada para
solucionarlos, en especial los derivados de su situación económica y de su
aislamiento.
La enseñanza normal es también atendida con esmero; se
funda la Escuela Normal de Educación Física en 1936 y en 1938 se restablece la
Escuela Normal para maestros no titulados.
Elevación del nivel cultural del pueblo. Definición y
vigorización del concepto de la nacionalidad mexicana. Aperturas de escuelas
especiales y de pequeñas industrias para la mujer, con el objeto de irla
incorporando a las actividades productivas. Aumento año con año del presupuesto
educativo y, quizá, el más importante logro; el aumento tan considerable de los
establecimientos destinados a la enseñanza rural.
Una conciencia más clara sobre la posición del hombre en la
sociedad, y principalmente, inculcar en todo niño o persona adulta que pise un
aula, el concepto de una auténtica nacionalidad mexicana.
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